De manera que ¿tú crees que el Anticristo es esa persona malvada que aparecerá de la nada y de forma repentina dentro del mundo de la política en un momento en que la humanidad clame desesperadamente por un líder mundial y simplemente tomará el control del mundo, ¿verdad?


Crees que primero engañara al mundo como líder pacífico proclamando paz mundial por 3 años y medio y que luego se vuelve malo y que controlará satánicamente al mundo entero durante otros 3 años y medio, ¿verdad?
Déjame decirte algo: INCORRECTO.
Las Escrituras son super claras al respecto de que él no vendrá de las filas de la política mundial sino que emergerá del pozo del abismo, resucitado de la muerte (Isaías 14: 18,19; Apocalipsis 11:7; 17:8).
Una vez que la Iglesia sea arrebatada, no habrá ningún creyente en la tierra, excepto los 144,000 israelitas sellados y los Dos Testigos.
Los que quedan habrán visto a Jesús viniendo en las nubes con poder y gran gloria, para arrebatar a Su Iglesia, y aún así se negarán a arrepentirse y recibirlo en sus corazones. No querrán humillarse ante su señoría, bajo ninguna circunstancia.
Y sabrán que Él regresará en unos pocos años para establecer Su Reino aquí en la tierra.
La población incrédula y que persistentemente habrá rechazado a Jesús habrá de buscar a alguien que pueda montarle un desafío creíble al Cristo que regresa, alguien con un suficiente y más que probado «background» histórico y con afamadas credenciales militares, que pueda prevenir el establecimiento de Su Reino en la tierra.
El Anticristo emergerá del pozo del abismo, se reintroducirá en el mundo altamente destruido que encontrará producto de los juicios de Dios (su enemigo), obtendrá rápidamente apoyo popular mayoritariamente entre los pueblos que guardan y conservan su huella histórica y su legado cultural, reunirá rápidamente un ejército monumental, luchará y obtendrá victorias estrepitosas y aplastantes sobre Egipto, Turquía-Siria, Irán y, finalmente, Israel (Daniel 11: 40-42; 12: 7). Luego destruirá a Roma.
Como sucedió en el pasado, se le permitirá ganar cada una de esas batallas.
Durante una de estas batallas, será herido de muerte con una espada, igual que ocurrió en su pasado lejano, pero su herida mortal se curará milagrosamente (Apocalipsis 13: 3, 14).
Es en ese momento que TODOS se sorprenderán, creerán (y acertadamente) que es el resucitado Alejandro, que es inmortal, que él sí venció hasta la misma muerte (obviamente, porque lo estarán viendo con sus propios ojos), y no como ese Jesús del cual tanto se habló, y por lo tanto, al ver semejantes prodigios milagrosos y repasar tales credenciales históricas, pues, claro que sin duda será el calificado para desafiar y DERROTAR al Jesús que según oyeron o leyeron alguna vez habrá de regresar, y que no es otro que aquel que los ha estado atormentando con un juicio tras otro.
Dirán: el tal Jesús se levantó después de tres días y tres noches. Pero este tipo resucitó de la muerte después de más de 2,350 años.
La llegada de otro resucitado, un ser sobrenatural, un «defensor de la humanidad» o «arrebatador del hombre» (eso es lo que significa el nombre «Alejandro») será más que bienvenida.
En ese punto, la población de la tierra, aquellos que hoy rechazan, y entrado ese espantoso período, persistan en rechazar rotundamente a Jesús, adorarán gustosamente a Satanás y a su Anticristo (Apocalipsis 13:4).
Si bien su reinado durará oficialmente 42 meses, hacia el final de ese período, el Anticristo pasará de estar inicialmente en una imparable racha ofensiva a estar en una desesperada defensiva.
Pasará de ser perseguidor a perseguido, de arrollador a arrollado.
Dios solo va a permitir que ese tonto se jacte y haga soltar su gran boca (Apoc. 13:4) por un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo (3 1/2 años), que será el tiempo suficiente para darle a Satanás un pequeño sabor DE LO QUE NUNCA OBTENDRÁ: los reinos del mundo.
Después de eso, las cosas cambiarán y Dios mostrará a Satanás y a su peón quién es el que realmente está en control.
Aproximadamente CUATRO (4) MESES antes de que termine la tribulación, Dios enviará a sus ángeles a derramar las copas de su ira (Apocalipsis 15:7; capítulo 16). Estas van dirigidas a castigar y afectar gravemente al Anticristo y a todo su reino (los países del mediterráneo), los que conformaron el antiguo imperio romano.
Los juicios serán tan terribles que, en un total despliegue de desesperación, finalmente reunirá a sus ejércitos en Armagedón y hará una «última resistencia», en un esfuerzo inútil por frustrar la agenda de Dios y evitar el establecimiento del Reino ETERNO de Jesús en la tierra.
Cuando los copas comiencen a ser vertidas, a pesar de su retórica inflada y su ego de gran tamaño, el Anticristo todavía estará en la jugada.
Él seguirá «oficialmente» gobernando la tierra, pero no estará en control de nada.
Oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios. (Apoc. 16:1) Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano.
Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años. (Apoc. 20:1-2)
Él y su falso profeta, serán capturados y arrojados vivos al lago de fuego, donde, MIL años después, se les unirá su padre Satanás (Apocalipsis 19:20; 20:10).
Todos los que siguen a Satanás, todos los que no reciben la oferta de salvación gratuita disponible SOLO a través de Jesucristo, terminarán en el mismo lugar que aquellos tres (3) perdedores.
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Los que quieren la salvación mejor se ponen del lado de Jesús ahora. Mejor es recibir a Jesús en sus corazones AHORA.
Si no has recibido a Cristo en tu corazón, ya estás del lado de Satanás y del Anticristo (Juan 3:18).
Y ya te diriges al mismo lugar donde terminarán.