“He aquí que viene el día del SEÑOR y TODOS TUS DESPOJOS serán repartidos en medio de ti. Porque yo reuniré A TODAS LAS NACIONES en batalla contra Jerusalén. LA CIUDAD SERÁ TOMADA, LAS CASAS SAQUEADAS Y LAS MUJERES VIOLADAS.
LA MITAD DE LA CIUDAD IRÁ EN CAUTIVERIO pero el resto del pueblo NO SERÁ SACADA de la ciudad”.
Zacarías 14: 1-2

A todos los que aman a Jerusalén, como nosotros, no les gusta esta sombría profecía sobre la Ciudad Santa.
Los recientes acontecimientos bélicos acaecidos durante los últimos días en torno a Jerusalén, la Franja de Gaza y demás ciudades israelíes entre el grupo terrorista árabe Hamas que domina dicha franja costera de territorio e Israel nos hace entender lo inevitable de esta profecía.
Si no supiéramos que su ocupación por las fuerzas gentiles durará solo 42 meses (Apocalipsis 11: 2), y si ese pasaje sombrío no hubiera sido seguido por el regreso de Jesús y el establecimiento de Su Reino eterno, sería INCREÍBLE leer o incluso considerarlo.
Pero esto sucederá pronto. Y nada podemos hacer para evitarlo.
Por supuesto, los mismos residentes de Jerusalén y los ciudadanos israelíes, en general, sí podrían evitar estos terribles eventos por venir no siendo más rebeldes a su Dios recibiendo a Yeshua en sus corazones como su único Dios y Salvador, Y CONFIANDO EN ÉL COMPLETAMENTE para la Salvación ETERNA. (Juan 1:12; 3: 16-17; 6:37)
O, si para su infortunio no hayan experimentado la Salvación en Yeshua y como resultado de ello sean dejados en la tierra, podrían refugiarse en el desierto de Judea (sureste de Jerusalén) cuando vean que se acercan los terribles problemas.
La Escritura es clara de que la MITAD de su población será exiliada, la otra mitad podrá permanecer allí.
Incluso aquellos que sobrevivan a la invasión de las tropas de sus enemigos (Anticristo y aliados) y se queden en la ciudad no la tendrán nada fácil.
Y muchos más huirán al desierto cuando la abominación de la desolación se coloque en el recién construído tercer templo (Mateo 24:15).
Sin embargo, queremos resaltar alguna información mencionada en el capítulo 12 de Zacarías que NUNCA, PERO NUNCA LE HABÍAMOS PRESTADO ATENCIÓN, y que ahora sí nos ha llamado la atención, y más ahora en estas últimas dos semanas: que justo antes de Armagedón, algunos residentes de Jerusalén y Judea se levantarán y pelearán contra Anticristo y sus fuerzas.
Y evitarán que Jerusalén sea destruida.
No es que Jesús necesite ayuda. Claro que no! Sabemos que Jesús acabará con Anticristo instantáneamente en batalla. Pero esto a lo que nos referimos tiene lugar justo antes de Armagedón. Si tuvieramos que elegir una fecha, tendría que ser en algún momento entre Tishri 1-10 (Yom Kippur).
Los gentiles ocuparán la ciudad durante 42 meses y luego intentarán DESTRUIRLA antes del regreso de Jesús.
La Biblia no especifica la razón por la que Anticristo y sus aliados querrán destruir la Ciudad Santa, pero no hace falta ser un genio para darse cuenta de que ellos sabrán perfectamente, como una estrategia de guerra contra el enemigo, que si la destruyen, Jesús no podrá sentarse en el trono de David ni podrá gobernar, según está escrito de él en tantas profecías tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
Y si eso ocurriera, estimados lectores, haría a Dios mentiroso (y que se disipe este pensamiento) ya que El ha PROMETIDO que Jerusalén NUNCA SERÁ DESTRUIDA. (Jeremías 31: 38-40)
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Será en ese momento, cuando los judíos saldrán de sus lugares ocultos (las montañas de Judea y de aquel enclave rocoso en Petra, Jordania) y lucharán para PROTEGER A JERUSALEN, evitando así que sea destruida.
Serán PROTEGIDOS SOBRENATURALMENTE con el inminente regreso de Aquel que, para entonces, habrán llegado a reconocer como su Mesías:
«El SEÑOR … declara:» Voy a hacer de Jerusalén una copa de vértigo que hace tambalear a todos los pueblos de los alrededores. Judá será asediada como Jerusalén.
He aquí, yo haré de Jerusalén una copa de vértigo para
todos los pueblos de alrededor, y cuando haya asedio
contra Jerusalén, también lo habrá contra Judá. Y sucederá
aquel día que haré de Jerusalén una piedra pesada para todos
los pueblos; todos los que la levanten serán severamente desgarrados.
Y contra ella se congregarán todas las naciones de la tierra. Aquel día —declara el Señor— heriré a todo caballo de espanto, y a su jinete, de locura. Pero sobre la casa de Judá abriré mis ojos, mientras hiero de ceguera a todo caballo de entre los pueblos.
Entonces los jefes de familias de Judá dirán en su corazón: “Gran apoyo para nosotros son los habitantes de Jerusalén por el Señor de los ejércitos, su Dios’.
Aquel día haré de los jefes de familias de Judá como brasero de fuego entre leños, y como antorcha ardiendo entre gavillas, y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos de alrededor, y Jerusalén será habitada de nuevo en su lugar, en Jerusalén.
El Señor salvará primero las tiendas de Judá, para que la gloria de la casa de David y la gloria de los habitantes de Jerusalén no se engrandezca sobre Judá. Aquel día el Señor defenderá a los habitantes de Jerusalén, y el débil entre ellos aquel día será como David, y la casa de David será como Dios, como el ángel del Señor delante de ellos.
Y sucederá aquel día que me dispondré a destruir a todas las naciones que vengan contra Jerusalén.
Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén, Espíritu de gracia y de súplica, y me mirarán a mí, a quien han traspasado. Y se lamentarán por El, como quien se lamenta por un hijo único, y llorarán por El, como se llora por un primogénito. Aquel día habrá gran lamentación en Jerusalén, como la lamentación de Hadad-rimón en la llanura de Meguido.
Y se lamentará la tierra, cada familia por su lado: la familia de la casa de David por su lado, y sus mujeres por su lado; la familia de la casa de Natán por su lado, y sus mujeres por su lado; la familia de la casa de Leví por su lado, y sus mujeres por su lado; la familia de los simeítas por su lado, y sus mujeres por su lado; todas las demás familias, cada familia por su lado, y sus mujeres por su lado”.
El futuro a corto plazo de Jerusalén es terriblemente sombrío, pero su destino final es glorioso. Termino con dos hermosos extractos del capítulo 14 de Zacarías y Lucas 1:33:
“Entonces saldrá el Señor y peleará contra aquellas naciones, como cuando El peleó el día de la batalla. Sus pies se posarán aquel día en el monte de los Olivos, que está frente a Jerusalén, al oriente; y el monte de los Olivos se hendirá por el medio, de oriente a occidente, formando un enorme valle, y una mitad del monte se apartará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur….
Entonces vendrá el SEÑOR mi Dios, y TODOS LOS SANTOS CON ÉL «(Zacarías 14: 3-5).
… EL SEÑOR SERÁ REY SOBRE TODA LA TIERRA (Zacarías 14: 9).
«Y reinará sobre la casa de Jacob para siempre; Y SU REINO NO TENDRÁ FIN».
